La calor que entraba por mi ventana me ha hecho recordar ciertos lugares escondidos dentro de mis pensamientos y mi habitación. Mis manos iban de aqui para allá y mis ojos se encharcaban mientras encontraba viejas fotografias de mi infancia en ese colegio que tanto amo, mientras encontraba y reía sola de cierto libro de gilipolleces hecho por mi pequeño saltamontes en nuestras épocas de histéria. Quita el polvo, repasa los discos. Abre los cajones, canvia las entradas de cine de sitio. Cuelga esas púas de amigos que te han regalado, cuelga esos colgantes. Tira ese poster de tu ídolo, escribe esas canciones que tanto te hacen sentir por todas las cuatro paredes. Que suene la radio en un volumen demasiado alto y baila mientras ordenas esas chaquetas que no son tuyas y guardas esos libros prestados. Recoge la basura acumulada demasiado tiempo, recoge esa masa de arcilla en que jurabas amistad eterna a cierto escarabajo de hace muchos años. Y de repente un escalofrio me ha recorrido la espalda. Esa estanteria donde tienes todas las mafaldas que han marcado tus horas de lectura y tu hobbie. En esa estanteria, tres cajas guardan reposo, esperan que las abra. Qué extraño. ¿Cuántos años hace ya de...?

Entonces ya si, me traslado de mi habitación, el pasado se arremolina ante mi, me siento flotar entre mi infancia y mi ahora. Las lágrimas me caen mejilla abajo mientras abro mis cajitas de los recuerdos. Maravillas egipcias se esconden en la primera, la diosa gato de un blanco puro me mira impaciente, el dios escarabajo me mira con celos. La escondo otra vez. En la segunda me esperan aún recuerdos más antiguos, una cajita de madera reluciente con dos llaves grandes y de hierro. Me pregunto que clase de baúl abrirán y si será de esos que guardan los secretos de las personas. A lo mejor me guardan mis peores secretos. Aún las conservaré. Podria decirse que en la tercera cajita tengo una fortuna guardada, demasiado dinero, de mucho valor. Podria decirse que si, monedas de paises extraños que servian para viajar. Dos paises, y los que faltan. En otra, la más especial, están vientos y arenas de Oriente Medio. En dos cartutxos puedo ver, oler, sentir, notar, el calor del sol del desierto de Petra, el tacto de sus arenas, y me traslado a ese país tan exótico. A su ladito estan mis dientes de leche. Tan....tan pequeños.... fósiles de animales reposan a su derecha.
A la izquierda otra caja grande. Demasiado rosa y demasiadas flores, pero entiendo que era el gusto de mi mamita para cuando era pequeña. Dentro minerales preciosos me esperan. El ojo del tigre, una amatista, sal fosilizada, un carbonato de nosequé, la caprichosa Ágatha, un cuarzo rosa y un jade. Me miran ávidos de salir. Los acaricio uno a uno, hace tiempo que los descuidé. Cierro la tapa otra vez, ordeno esas tres cajas mágicas. Las coloco en posición para que, otro dia, cuando el calor que entra por la ventana me traslade a otros lugares y esté bailando por la habitación haciendo limpieza me vuelva a dar otro escalofrio y se me inunden los ojos cuando las vea.
Cuando vea mis recuerdos guardados en tres cajas.
Cuando vea mi baúl de los recuerdos.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada